Lidia Gil escribe: "Sus pinturas siempre relatan
acontecimientos o sensaciones vividas por la artista, para que no caigan en el
olvido, cobrando en el lienzo, la tabla o el papel, un estatus de momento
privilegiado y presente absoluto. Esto nos habla de una preciosa forma de
entender la vida que da gran importancia a los pequeños descubrimientos y a las
sorpresas cotidianas. Son una especie de diario visual, de memoria gráfica, que
recuerda la labor de los griots,
esos juglares africanos que cantan y narran los acontecimientos de la comunidad
para que queden grabados en una memoria familiar y colectiva. Los títulos de
las obras, como pequeños versos descriptivos, apoyan el discurso pictórico y
completan su sentido aportando datos más concretos sobre lo que se describe en
cada representación: diferentes costumbres, rituales, ceremonias, actividades
agrícolas, profesiones, deportes, lugares, animales, plantas, momentos del día,
nombres propios, encuentros y mitologías".
* EL SUEÑO DE LOS DOS PÁJAROS. Galería Juan Silió